miércoles, 20 de julio de 2011

Indefiniciones... ¿Aprender?

Definitivamente, si hay algo que me molesta son las indefiniciones, a veces se deja ver por la inseguridad y otras por la duda. Hoy es un día en que me levanté puramente acuariano, donde lo que prevalece en mí es lo práctico.
A ver, uno cuando hace algo SIEMPRE es porque quiere. Nadie lo obliga a que esté en un lugar, ni con nadie. Entonces, no me gusta cuando hay alguien que está en algún lugar o con alguien y empiezan las ausencias, o esa cosa de estar pero no estar. La vida es más sencilla. Donde estás, es porque querés. Si no querés, te vas. Sencillo. Puede ser duro, práctico y hasta "frío" tal vez, pero es lo MÁS SANO: tanto para la parte que toma la decisión, como para la otra también. Sino se está siempre girando en una calesita en un mar de dudas. Donde lo que reina es la incertidumbre.
En una relación, en un trabajo... vale para todo. Cuando uno está en una relación y al hablar con la otra persona está como ausente, o no le contesta, evidentemente es porque esa relación no da para más, o por ahí es un período. A veces está bueno extrañarse y ver qué pasa. Dejar fluir. Dejar ir a una persona y ver qué sale. Si vuelve es porque tenía que volver, y si no, mala suerte. Es lo mejor. Siempre es lo mejor. Era que no tenía que ser: mejor que pase ahora y no más adelante, cuando uno está más enganchado. Y si vuelve, genial. De cualquier manera, uno siempre sigue para adelante.
En un trabajo igual: si uno está, debe poner todo de sí, estar siempre a full, con las energías puestas en donde tiene que estar. Si no, te perjudica al mango, porque estás a medias. Y terminás no disfrutando lo que deberías disfrutar.
Toda experiencia es buena. Aún las más traumáticas. Uno siempre debe sacar lo positivo, lo que uno aprendió. Pero para poder ver qué es lo que uno tiene que aprender de cada situación, debe estar presente en el lugar donde está. Si uno está en X lugar pero está pensando en otro lugar o en otra persona o en otra cosa, no estás presente. Y si no estás presente, con la energía puesta donde estás, no lográs ver lo que tenés que aprender.
Y si no aprendés, esa experiencia la vas a volver a pasar muy pronto: porque no aprendiste lo que debías aprender. Así es cuando a uno siempre le pasa lo mismo, y decías: ¿qué pasa? Siempre me pasa lo mismo. Bueno es por esto. Porque uno no aprende. Repito: de lo bueno y de lo malo, SIEMPRE SE APRENDE. Hay que saber qué es lo que hay que aprender.
No dejes para mañana lo que podés resolver hoy, pero sin apurar. Las cosas no hay que apurarlas. Siempre, y ante la duda, hay que dejar fluir. Y ver qué pasa.

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